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Filipenses 2:3

No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.  Filipenses 2:3


Los santos deben ser uno en propósito y en espíritu — Toda rodilla se doblará ante Cristo — Los santos deben labrar su propia salvación — Pablo afronta el martirio con gozo.



1 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable y algunas misericordias,

2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismo;

4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

6 el que, siendo en forma de Dios, no tuvo como usurpación el ser igual a Dios.

7 sin embargo, se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres;

8 y hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre;

10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra y debajo de la tierra;

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre.

12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, labrad vuestra salvación con temor y temblor;

13 porque Dios es el que en vosotros produce tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad.

14 Haced todo sin murmuraciones ni contiendas,

15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin culpa, en medio de una generación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo;

16 aferrados a la palabra de vida para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni he trabajado en vano.

17 Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me alegro y regocijo con todos vosotros.

18 Y asimismo, alegraos también vosotros, y regocijaos conmigo.

19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo, al saber de vuestro estado.

20 Porque a ninguno tengo de igual ánimo y que tan sinceramente esté interesado por vosotros.

21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.

22 Pero de él ya habéis conocido sus méritos, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.

23 Así que a este espero enviaros, después que yo vea cómo van mis asuntos;

24 y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros.

25 Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, y colaborador y compañero de milicia, y vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades;

26 porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que él había enfermado.

27 Pues en verdad estuvo enfermo, al borde de la muerte; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza.

28 Así que le envío con mayor prontitud, para que al verle de nuevo os volváis a regocijar, y yo esté con menos tristeza.

29 Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo; y tened en estima a los que son como él,

30 porque por la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio hacia mí.

Comentarios

Puedes recibir a Cristo ahora mismo por fe, mediante la oración (orar es hablar con Dios.

 

Puedes recibir a Cristo ahora mismo por fe, mediante la oración (orar es hablar con Dios).

Dios conoce tu corazón y no tiene tanto interés en tus palabras, sino más bien en la actitud de tu corazón.
La siguiente oración se sugiere como guía:

“Señor Jesús, te quiero conocer personalmente. Gracias por morir en la cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que Tú quieres que yo sea.”

¿Expresa esta oración el deseo de tu corazón?

Si es así, haz esta oración ahora mismo y Cristo entrará a tu vida tal como lo prometió. A través de Su poder comenzarás a experimentar la clase de paz, control y abundancia que sólo Él puede dar.

La siguiente oración se sugiere como guía:

“Señor Jesús, te quiero conocer personalmente. Gracias por morir en la cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que Tú quieres que yo sea.”

¿Expresa esta oración el deseo de tu corazón?

Si es así, haz esta oración ahora mismo y Cristo entrará a tu vida tal como lo prometió. A través de Su poder comenzarás a experimentar la clase de paz, control y abundancia que sólo Él puede dar.

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