Restaurado con mayor gloria—El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos. Véase Génesis 4:16. Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles. En la puerta del paraíso, custodiada por querubines, se revelaba la gloria divina. Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios. Allí renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del Edén. Cuando la ola de iniquidad cubrió al mundo, y la maldad de los hombres trajo su destrucción por medio del diluvio, la mano que había plantado el Edén lo quitó de la tierra. Pero en la final restitución, cuando haya “un cielo nuevo, y una tierra nueva” (Apocalipsis 21:1), ha de ser restaurado más gloriosamente embellecido que al principio.
Dios conoce tu corazón y no tiene tanto interés en tus palabras, sino más bien en la actitud de tu corazón. La siguiente oración se sugiere como guía: “Señor Jesús, te quiero conocer personalmente. Gracias por morir en la cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que Tú quieres que yo sea.” ¿Expresa esta oración el deseo de tu corazón? Si es así, haz esta oración ahora mismo y Cristo entrará a tu vida tal como lo prometió. A través de Su poder comenzarás a experimentar la clase de paz, control y abundancia que sólo Él puede dar. La siguiente oración se sugiere como guía: “Señor Jesús, te quiero conocer personalmente. Gracias por morir en la cruz por mis pecados. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonar mis pecados y darme vida eterna. Toma el control del trono de mi vida. Haz
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